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Matutina del 1 de Julio del 2011.

¡RESCATADOS!
Y sabiendo que fuisteis rescatados[...] no con cosas corruptibles[...] sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. 1 Pedro 1:18-19.

Rescate es el precio que se paga para devolver la libertad a un prisionero.

En los tiempos de Pedro, había por lo menos seis millones de esclavos en el Imperio Romano, y era fácil entender el concepto de rescate.

Un esclavo pertenecía al dueño de por vida.

El esclavo no tenía derecho de soñar, de anhelar, ni de hacer planes futuros; no tenía el derecho de ir ni de venir, y ni siquiera de amar, porque hasta sus hijos le eran arrebatados por el amo para ser vendidos.

El esclavo nacía, vivía y moriría así, a no ser que una persona bondadosa lo comprase y le devolviese la libertad.

Existía de esa gente buena; eran pocos, pero los había. Y ese acto de comprar a un esclavo con el fin de dejarlo en libertad era llamado “rescate” o “redención”.

La Biblia utiliza la misma palabra para definir lo que Jesús hizo por nosotros en la Cruz. Estábamos vendidos al pecado.

Le pertenecíamos al diablo: nos habíamos entregado a él voluntariamente. Quedaríamos así de por vida. Pero, apareció la persona maravillosa de Jesús y pagó el precio de nuestro rescate. ¿Cuál es ese precio? 

La vida. Su vida. Nosotros habíamos pecado y merecíamos morir, pero el señor Jesús murió en nuestro lugar, y ahora nosotros estamos salvos.

Aquella noche, en el Getsemaní, el Señor Jesús sudó gotas de sangre por causa del sufrimiento. Jesús no era un loco suicida que deseaba morir; él era un ser humano como tú y como yo.

Y, como todo ser humano, tenía el instinto de conservación; no quería morir. Pero, su amor por ti fue más grande, y aceptó la muerte. Era la única forma de rescatarte.

Como un cordero, fue llevado al matadero y murió en silencio. La pena por el pecado ya fue pagada. Ahora, solo te resta aceptar el sacrificio de Cristo en tu favor.

¿No te parece que es este motivo para vivir agradecidos a Dios eternamente? Haz de este un día de gratitud, de adoración y de alabanza a Dios, por su amor infinito.

Sabiendo que fuisteis rescatados[...] no con cosas corruptibles[...] sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. 1 Pedro 1:18-19.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 30 de Junio del 2011

¿HASTA CUÁNDO?
Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey. 1 Samuel 16:1.

Samuel era un profeta. Pero, también era un ser humano.

Los profetas eran personas, con todas las virtudes y los defectos de cualquiera. 

Su amigo, el rey Saúl, había sido destituido, por Dios, del trono. Continuaba en el cargo pero, para el Señor, era como si él no existiese. 

Y Samuel lloraba, por causa de la nostalgia; tal vez, por miedo del futuro. Quién sabe. Dios sí sabía el motivo de la tristeza del profeta. 

A pesar de los designios divinos, y aunque Dios no aceptaba más a Saúl como rey, Samuel se aferraba del pasado y se negaba a entender que las cosas cambian, y que era necesario avanzar.

Una noche, Dios habló con Samuel y le preguntó: “¿Por qué lloras?” 

Cada vez que Dios pregunta algo al ser humano, no es porque no sepa, sino porque desea que el hombre piense; pensar es la mejor manera de entender. 

La intención de Dios era que Samuel entendiese que la vida tiene etapas. Es triste cuando el adulto se comporta como niño o cuando el joven tiene la actitud de un anciano.

La etapa de Saúl había pasado; la causa de su destitución no es tema de este devocional. El pensamiento que deseo destacar es que había llegado la hora de terminar una etapa y comenzar otra. Pero el profeta se resistía a hacerlo.

Existen personas para quienes los tiempos antiguos siempre fueron mejores. Puede ser. El asunto no es si antes fue mejor o peor; lo que importa es que el presente está en tus manos y es necesario vivirlo. 

Cada vez que vives el presente mirando hacia el pasado, corres el riesgo de chocar contra cualquier obstáculo. Hay mucha gente herida porque no miró para el frente.

Trató de vivir el presente con la mirada hacia atrás. Hoy puede ser un día diferente para ti. Todo día puede serlo. 

Observa que, aunque la luz del sol es la misma todos los días, siempre existe un nuevo matiz en cada amanecer.

Por lo tanto, prepárate para los grandes desafíos y las victorias que el Señor Jesús preparó para ti. Pero no olvides lo que Dios preguntó a Samuel: 

¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey”. 1 Samuel 16:1.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 29 de Junio del 2011

CONOCEDORES DEL BIEN
Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Génesis 3:5.

La mirada vacía y sin rumbo de Carlos se perdía en la oscuridad de la fría noche de sábado. 

Con un resto de cigarro que había encontrado en la calle, pensó: “¡Llegué al fondo del pozo!.

Si alguien me hubiese advertido que eso iba a ocurrir conmigo, simplemente me reiría de él; pero ahora, ¿qué quedó de mi?”

Carlos había vivido durante años lo que muchos llaman “sueño”. Libre, sin tener que dar cuentas a nadie, iba y venía por donde quería, a la hora que quería.

¿La iglesia de sus padres? ¿Quién necesitaba del peso de la iglesia para malograr el sueño?, pensaba. La iglesia te ciega; no te permite ver.

La Biblia es un libro de fanáticos, y solo sirve para reprimir las ganas de ser feliz. Pero, ahora el cuadro de felicidad que había dibujado era un garabato, y el sueño se había convertido en una pesadilla.

Una de las armas del enemigo es burlar. El texto de hoy es una prueba de eso. Acusa a Dios de no querer la felicidad de sus hijos; de impedir que sus hijos vean “lo bueno que hay en esta vida”.

Ese tipo de discurso es fuertemente aplaudido por la sociedad moderna, que insiste en probarlo todo, experimentarlo todo; vivirlo todo.

Dios es un Dios de opciones, y una de esas opciones es conocer lo malo. Pero, por más que esa manera de pensar parezca “cultura”, conocimiento y aprendizaje, este conocimiento siempre trae frustración y amargura al alma.

Era noche fría de sábado, y Carlos se levantó. Echó el cigarro a la basura, y exclamó: “¡Estoy cansado de conocer el mal! Voy a buscar lo que es bueno”.

Las palabras no habían salido de sus labios, cuando el Señor Jesús ya le abrió los brazos y lo recibió.

Tienes un nuevo día delante de ti. Y cada nuevo día trae una nueva oportunidad. No esperes a llegar, como Carlos, al fondo del pozo, para reconocer que necesitas de Jesús.

El mal existe, pero no tiene nada de bueno para enseñarte. El bien, por el contrario, es todo un mundo inagotable de conquistas y de aventuras del espíritu.

Escoge el bien, y no le hagas caso al enemigo cuando venga y te diga: “Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. Génesis 3:5.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 28 de Junio del 2011

¿VACÍO?
Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma, no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 10:28.

Dolores llegó a la casa cansada del trabajo, y encontró las luces apagadas, un silencio atemorizante, profundo; y las cosas bañadas de soledad.

Antes de encender la luz, trató de escuchar. Nada. Solo el vacío; ese vacío que duele en el interior y va creciendo lentamente, hasta llegar a los ojos.

Hacía dos años que había salido de la casa de sus padres, esperando encontrar su “espacio”.

Ahora tenía “demasiado” espacio, aunque su departamento, de un solo ambiente, era pequeño.

Aquello que la joven abogada llamaba “su espacio”, en realidad era libertad para vivir sin restricciones.

Le molestaba que los padres le estuviesen hablando de lo que debía o no debía hacer. Se consideraba lo suficientemente grande como para escoger su propio camino. Y lo hizo.

Al principio, todo le parecía fascinante: tenía un buen empleo, automóvil propio, y estaba pagando el pequeño departamento que comprara.

Vivía una vida sin reglas; no quería siquiera oír hablar de ellas. Se dejaba llevar por el instinto. Y empezó a experimentar sensaciones que jamás imaginó que existiesen.

Pero, los días fueron pasando. Y las cosas empezaron a parecerle demasiado huecas. Esto la llevó a continuar buscando nuevas sensaciones.

Pero, su vida parecía una pompita de jabón: bella y atractiva por fuera, y nada por dentro.

El vacío de aquella tarde, al llegar a casa, en realidad era el vacío de su corazón. Físicamente, todo le iba bien; interiormente, se caía a pedazos, y se negaba a aceptarlo.

Cuando el Señor Jesús, en cierta ocasión, dijo que no se debía temer a los que matan el cuerpo, sino al que mata el espíritu, estaba hablando justamente de lo que Dolores sentía.

Las grandes necesidades no son las del cuerpo. Lo que da sentido a las consecuciones materiales es la satisfacción interior. Y esa satisfacción solo puede proporcionarla Jesús.

La soledad del espíritu, el hambre del corazón y la sed del alma son experiencias tan traumáticas que transforman la vida en una rutina torturante y sin sentido, capaz de anular, incluso, las ganas de vivir.

Por eso, hoy, acuérdate de las palabras de Jesús: “Y no temáis a los quematan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”. Mateo 10:28.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 27 de Junio del 2011

DEPENDENCIA Y PLENITUD
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5.

En esta vida, todo pasa. Pasa el tiempo, el verano, la época de las lluvias, las palabras... en fin.

Un día, te miras en el reflejo del agua, y descubres que la juventud también pasa.

El otro día, alguien me dijo: “Siempre me decían joven. Joven para aquí; joven para allá...

Hasta que un día me sorprendí cuando una buena señora, en el mercado, me llamó señor.

Entonces corrí a casa, me miré en el espejo, y descubrí, espantado, que la señora tenía razón. ¡Yo había dejado de ser un joven! Me había vuelto un señor”.

Desdichadamente, cuando se es joven, da la impresión de que la juventud es eterna; que las oportunidades estarán siempre allí, al alcance de las manos.

Tal vez por eso, un poeta renegado escribió: “La juventud es un don precioso que se desperdicia en la mano de los jóvenes”.

¿Qué hacer para que, al llegar a los años maduros, puedas mirar para atrás y saber que valió la pena haber vivido? El versículo de hoy trae la respuesta.

¿Quieres frutos? ¿Plenitud de frutos? ¿Frutos abundantes? Entonces, recuerda que “Yo soy la vid”, dice Jesús; tú solo eres la rama.

Una rama separada de la vid está condenada al fuego; para nada sirve. Pero, una rama conectada a la vid recibirá vida, y el resultado será fruto abundante en todas las áreas.

La palabra que destaca en el versículo de hoy es el verbo “permanecer”. Expresa continuidad, durabilidad, persistencia; lo contrario a fugacidad o intermitencia.

El secreto de una vida plena es la permanencia. “Permaneced en mí” indicó Jesús. ¿Cómo se permanece en Jesús?

Buscándolo todos los días, abriéndole el corazón cada mañana y diciéndole: “Señor, yo no sé vivir solo. Necesito de ti. Enséñame a caminar por los caminos de victoria”.

Esto significa renuncia del propio yo y dependencia de Jesús. Una dependencia que, lejos de llevarte a la esclavitud o al servilismo, te conduce a la realización y a la vida llena de significado.

Hoy puede ser la media vuelta de tu vida. Si hasta aquí sientes que tus esfuerzos son infructuosos; si trabajas con ahínco, pero nada da resultado, conéctate a Jesús.

Aprende a depender de él, y prepárate para los frutos abundantes, porque él dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”.Juan 15:5.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 26 de Junio del 2011

EL AMOR
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece. 1 Corintios 13:4.

Intentemos definir el amor. Digo “intentemos” porque, si Dios es amor, definir el amor será tan difícil como lo es definir a Dios.

La palabra imposible encuadraría mejor.

Lo que me impresiona de las enseñanzas bíblicas es que los escritores no enfatizan definiciones y conceptos; eso sería caer en el terreno peligroso de la teoría desprovista de practicidad.

El énfasis de los escritores sagrados está en la aplicación de los conceptos teóricos.

Por eso, en la Biblia resulta difícil encontrar una definición teórica del amor; más bien, encontramos la descripción del amor en la vida práctica.

Esa descripción está registrada en el versículo de hoy. El propósito de Pablo es llevarnos a pensar en este tipo de amor, y compararlo con la manera en que nosotros amamos.

¿Cómo sería nuestro hogar si estas características del amor estuviesen presentes en cada miembro de la familia?

Pero, estas características son propias del amor, fruto del Espíritu. Y los frutos no aparecen de un momento para otro, involucran crecimiento y desarrollo.

No te desesperes si mañana mismo no aparecen estas características en tu amor.

Simplemente ve a Jesús, búscalo cada día en oración, suplícale que desarrolle en ti la capacidad de amar con un amor auténtico, y te sorprenderás con los resultados.

Fue eso lo que sucedió en la vida del apóstol Juan. Él llegó a Jesús como “el hijo del trueno”.

Pero, en la convivencia diaria con Jesucristo, se fue desarrollando en él el amor de Dios; apareció el fruto del Espíritu.

Y, cuando lo encontramos en la isla de Patmos, años más tarde, ya no es más el “hijo del trueno”: se ha transformado en el “discípulo del amor”.

Levántate, asómate a la ventana. Ha empezado un nuevo día, y para ti puede ser una linda experiencia de compañerismo con Jesús.

No te asustes con las tormentas que ves aproximarse; escóndete en Jesús. Vive a su lado, y prepárate para ver las maravillas que él es capaz de hacer en tu vida.

¡Ah! Y recuerda que “el amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece”. 1 Corintios 13:4.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 25 de Junio del 2011

O ERES O NO ERES
Hermanos míos, ¿puede la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede hacer agua salada y dulce. Santiago 3:12.

Diego se despertó jadeando. Había tenido pesadillas toda la noche.

Al amanecer el nuevo día y mirarse en el espejo, vio las marcas de una noche mal dormida.

Hace tiempo que Diego vivía un tormento; y sabía que era necesario cambiar de rumbo. Se quedaba hasta altas horas de la noche mirando películas de terror.

Después, esas imágenes volvían a su inconsciente durante las horas de reposo, y dificultaban su descanso.

Pero, la angustia de Diego iba más allá. Como el apóstol Pablo, se arrodillaba muchas veces y clamaba a Dios: “¿Por qué hago el mal que no quiero y el bien que deseo, no puedo?”

El versículo de hoy trae la respuesta. ¿Puede una fuente emanar agua salada y dulce al mismo tiempo? La respuesta es obvia.

Eres lo que lees, oyes y miras. Son los mensajes que colocas en tu mente los que alimentan a la naturaleza de Cristo o a la naturaleza pecaminosa, que habitan dentro de ti.

Si deseas andar en los caminos de Dios, tendrás necesariamente que alimentara la naturaleza de Cristo.

La incoherencia, en el comportamiento de Diego, era que anhelaba ser un buen cristiano, alimentando a la naturaleza mala.

En el momento del accionar, su mente decía una cosa, teóricamente sabía qué camino seguir; pero, el cuerpo lo llevaba a andar por senderos extraños.

Si eres higuera, afirma Santiago, producirás higos. Pero, la tragedia de muchos es que, siendo higuera, quieren producir aceitunas. Y eso no funciona; es contrario a la naturaleza.

Haz de hoy un día de revisión de tus fuentes. Coloca en tu mente mensajes que alimenten y edifiquen a la naturaleza de Cristo. Revisa tu biblioteca, la colección de tus discos o tus videos.

Piensa en los lugares que concurres cuando navegas en Internet. En fin, hazte la vida cristiana más fácil.

Dios está siempre dispuesto a dar fuerzas al cansado. Nada hay que él no pueda hacer en tu vida, si con humildad lo buscas.

Antes de ir hacia tus actividades diarias, recuerda la pregunta de Santiago: “Hermanos míos, ¿puede la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede hacer agua salada y dulce”. Santiago 3:12.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 24 de Junio del 2011

CONFÍA
Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. Lucas 22:32.

¿Cómo haces para tener fe? ¿Cómo haces para seguir esperando, cuando nada de lo que esperas sucede? 

Si, al menos, existiera en el aire un tímido olor a promesas que se cumplen; pasos lejanos de la persona amada, que regresa. 

Si crujiera alguna hoja seca a tus espaldas, diciéndote que has recuperado la audición perdida.

Pero, nada de lo que esperas sucede; y escuchas, desanimado, lo que las demás personas cuentan acerca de los hechos extraordinarios que Dios obra en su vida.

El otro día, alguien me dijo: “Tengo la impresión de que cuanto más espero en Dios, él más se olvida de mí”.

Jesús sabía que ese tipo de pensamientos iba a asaltar muchas veces la mente de sus hijos. Por eso, un día aseguró a Pedro: “He rogado por ti, para que tu fe no falte”.

La fe es confianza. Cuando tú conoces a una persona, sabes que puedes confiar en ella; tienes la seguridad de que no te fallará.

Puede, incluso, demorar por circunstancias que después sabrás, pero estás seguro de que no te fallará. La conoces bien.

Esto te conduce de nuevo a Jesús. No es posible tener fe en Jesús y en sus promesas, si no convives a diario con él. Esa convivencia te lleva a conocerlo.

Y entonces tienes la seguridad de que, aunque aparentemente sus promesas demoran, él no te abandonó. Está ahí, cerca de ti, esperando el momento oportuno para mostrarte la salida.

Me anima la idea de saber que Jesús está en este momento rogando al Padre por mí, para que mi fe no falte. Es que la única manera de ser feliz, en este mundo de tinieblas, es saber que, aunque se demore, la luz del nuevo día brillará.

Jesús le dijo más a Pedro. Le dijo que otra de las maneras de sentir menos el dolor y las dificultades es estar ocupado en testificar a los demás respecto del amor de Dios: “Una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.

Una vida centrada en uno mismo es, con frecuencia, una vida llena de ansiedad. Cuanto más miras al reloj, pareciera que el tiempo no corre; pero, cuando te olvidas de la hora y empiezas a trabajar, el tiempo vuela.

Haz de este un día más de convivencia con Jesús y de servicio a las personas. No temas de nadie ni de nada; no desesperes, si las cosas que esperas todavía no sucedieron.

Y toma las palabras de Jesús como si fuesen para ti: “Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”. Lucas 22:32.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 23 de Junio del 2011

TEN FE
Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. Jueces 6:12.

Las 6:30 de la mañana. El despertador grita a todo volumen que ya es hora de despertar.

Pero, ¡cómo! ¡Si él ni siquiera durmió! Se arrastra por la sala, para no despertar a nadie en casa. 

Las sandalias, deslizándose por el piso, parecen una multitud gritando al unísono: “No lo lograrás”.

Las 7:30 de la mañana. Dentro del auto, mientras lleva a los hijos a la escuela, Pablo guarda silencio durante el camino. 

En el asiento trasero, los hijos juegan un juego electrónico portátil. En otros tiempos, les hubiese pedido que hicieran menos ruido; pero hoy no tiene fuerzas ni para eso. 

Por lo menos, ese ruido apaga un poco el grito de su corazón: “¡No lo lograrás!”

Las 8:00 de la mañana: hijos en la escuela; tráfico lento; en la radio, las noticias de la mañana, la previsión del tiempo... y, en el corazón, la ansiedad de quien tiene que presentar un proyecto nuevo a un grupo exigente de clientes. 

El material es bueno, la presentación en el proyector está bien lograda; pero, el temor continúa. Él sabe que, en el mundo de los negocios, un buen proyecto no es suficiente. La lucha es intensa, feroz; casi insana.

Cualquier persona hace un buen proyecto; él necesita más que eso. Necesita aquel contrato. 

Pero, Pablo es un ser humano común, y tiene en su corazón las luchas comunes del día a día, el peso de la ansiedad, el fardo de la inseguridad, la inquieta pregunta: ¿Y si no lo logro? Pablo es, en verdad, la imagen de un hombre temeroso, con miedo, asustado.

El texto de hoy fue escrito para un hombre como Pablo. Un hombre que tenía un encuentro con personas difíciles, con gente a la que no le gustaba negociar; gente pesada. 

Y, en su desesperación, muestra que es todo, menos un hombre listo para la batalla. Gedeón cargaba en su corazón el mismo interrogante de Pablo y de muchos otros: ¿Acaso voy a lograrlo?

Tú eres un hombre valiente; el texto lo afirma. ¿Valiente? ¡Tanto Gedeón, como el Pablo de nuestra historia, nada tienen de valentía! Al contrario, ellos parecen inseguros, miedosos y ansiosos. 

¡Pero, no es así como Dios te ve! La grandeza es la visión de Dios. En el texto de hoy, Dios tiene la visión de un Gedeón victorioso porque lo ve no como es, sino como será por el poder divino.

Al comenzar un nuevo día, clama a Dios. Entrégale tu vida, sal a la lucha con fe, ve al campo de batalla y vence. Pero, antes, recuerda: 

Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente”. Jueces 6:12.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 22 de Junio del 2011

ENGAÑO
Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos; y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no     por mano humana. Daniel 8:25.

Sagacidad, astucia, engaño; armas mortales en las manos del enemigo de Dios. 

A fin de cuentas, él solo tiene dos maneras de llevarte a la destrucción: por la fuerza o por el engaño. 

La fuerza no le da mucho resultado: a lo largo de la historia, cada vez que ha usado la fuerza, el pueblo de Dios ha sido más fiel.

En el dolor y la persecución, los hijos se vuelven al Padre en busca de protección.

Ya el engaño es un arma que le da buenos resultados. Te hace creer que el camino que sigues te lleva a la vida y, sin embargo, te conduce a la muerte. Disfraza la verdad, la camufla y te convence del error.

El versículo de hoy es una profecía que habla de las actividades del enemigo de Dios, disfrazado: “Con sagacidad hará prosperar el engaño en su mano”. 

Aquí se habla de prosperidad, de aparente victoria. Llegará un momento, en la historia, en que el bien dará la impresión de haber sucumbido delante del mal.

Las personas serán confundidas; llamarán al mal bien, y al bien, mal.

Al ver que multitudes lo siguen, la profecía añade que “su corazón se engrandecerá”. Llegará al punto de pensar que es Dios, y reclamará la adoración de todos. 

Como esto no sucederá, porque siempre existirán personas fieles a la Palabra de Dios, “sin aviso destruirá a muchos”, completa el profeta Daniel. 

¿Puedes creer que, en el final de los tiempos, habrá gentes que serán perseguidas por no integrarse a la mayoría?

La única manera de ser “vacunados” contra el engaño es conocer la verdad. Y la verdad es la Palabra de Dios.

¿Qué harás con ella? ¿La guardarás en el estante de libros? ¿La colocarás en la sala, como una pieza de decoración? ¿O la abrirás, deseoso de conocer el plan que Dios tiene para ti?

Haz de este día, un día de estudio de la Biblia. El tiempo que empleas en tu devoción personal es una inversión para la vida eterna. No salgas sin la certidumbre de que el Señor Jesús va contigo. 

Y no te olvides: “Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos; y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana”. Daniel 8:25.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 21 de Junio del 2011

EXTIENDE LA MANO
Peca el que menosprecia a su prójimo; mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado. Proverbios 14:21.

El hombre de barba blanca y ropas viejas espera en silencio. La espera se hace larga, y ya está anocheciendo.

Hace meses que se reúne con los otros mendigos de la ciudad a fin de recibir un plato de sopa, que una señora caritativa sirve a los indigentes.

Aquella esquina de Humboldt y La Ensenada se ha convertido en la esquina salvadora de personas como él que, si no fuese por el amor de aquella señora, dormirían con hambre.

El desconocido pasa la mano por su barba, y parece inquieto. Nunca antes había tenido que esperar tanto.

No es impaciencia ni enfado sino, más bien, la extraña sensación de que la mujer no vendrá; de que no volverá; de que se ha ido para siempre, y que los pobres de la plaza volverán a tener hambre en las noches frías de aquella ciudad sin alma.

Tres días después, cuando las sombras de la noche aprisionan de nuevo a la metrópoli, aparecen dos jóvenes, trayendo el perol de sopa.

Los mendigos gritan de alegría, y aplauden; el hombre de barba blanca y ropas viejas, no. Se queda parado, observando, casi confirmando su presentimiento. Algo terrible ha pasado. Puede intuirlo...

Los jóvenes confirman la mala noticia: Doña Ana, la buena señora, ha muerto. Los jóvenes son sus hijos, y aseveran que descansó con una sonrisa en los labios; pero que, antes de morir, les suplicó que no se olvidasen de llevar la sopa a los pobres.

El que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado”, declara el texto de hoy. Bienaventurado significa “feliz”.

No existe felicidad más grande que extender la mano al que necesita. Una vida centralizada en las propias necesidades es como pozo de agua sin salida: en poco tiempo, acaba malográndose.

Haz de este un día de amor y de generosidad. Sé un manantial: brota y corre para regar los corazones tristes.

Sé como el trigo: aunque tengas que desaparecer en la tierra, que tus obras renazcan en una espiga llena, para continuar siendo una bendición, porque: “Peca el que menosprecia a su prójimo; mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado”. Proverbios 14:21.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 20 de Junio del 2011

FE, AMOR Y ESPERANZA
Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 1:3.

Una vez más, Bernardo dejó que se marchara; en realidad, siempre la había dejado ir, desde que la conociera.

Siempre había estado tan ocupado, como para intentar conocerla.

No es que no lo hubiese querido hacer; no, no era eso.

Era la vida, la agitación propia de un mundo en el cual quien no camina ligero come el polvo de los que van adelante.

Lo que le dolía era que Estela no era la primera esposa que perdía; ya era la tercera vez que fracasaba.

Lo que él llamaba amor era apenas el sentimiento romántico que desaparece con el tiempo. El versículo de hoy habla de la constancia, como característica de la vida madura de un cristiano. 

Pablo, escribiendo a los tesalonicenses, destaca tres frutos que aparecen en la vida de un cristiano que pasa tiempo conociendo al Señor Jesús: fe, amor y esperanza.

La fe que el apóstol menciona no es solamente el asentimiento intelectual a una doctrina, sino la experiencia que obra, que produce y que se exterioriza en acciones.

Un asentimiento intelectual sin acciones no es fe; por lo menos, no desde el punto de vista bíblico.

La segunda característica es el amor, no simplemente como declaración romántica floreada de palabras bonitas, sino como un principio que se manifiesta en dedicación, renuncia y entrega a Dios y a los semejantes.

Y, finalmente, la esperanza. No solo como el deseo de que suceda algo de bueno en el futuro, sino como la actitud constante de creer en Dios, aunque las circunstancias nos empujen a dudar del amor de Dios y del cumplimiento de sus promesas.

Estas características solo aparecen en la vida de la persona que separa todos los días tiempo para pasar con Jesús.

Los matrimonios de Bernardo fracasaron porque, aunque casado, no se daba tiempo para conocer a la persona amada. Sin conocimiento, no existe confianza; y sin confianza, no puede haber ni fe, ni amor, ni esperanza.

Por eso, no salgas hoy para los embates del día sin la seguridad de que te tomaste tiempo para conocer a Jesús.

Sé como los tesalonicenses, a quienes Pablo les dijo: “Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo”. 1 Tesalonicenses 1:3


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 19 de Junio del 2011

PROSPERIDAD Y MANDAMIENTOS
Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés. 2 Reyes 18:6.

¿Algún día lo lograré?, se pregunta. El éxito de sus padres la asusta. Thais es una chica llena de sueños, planes y proyectos.

Acaba de diplomarse en Medicina. Los padres, ambos médicos, son famosos, con carreras sólidas y una excelente reputación en el ámbito profesional.

Personas importantes acuden a la clínica de sus padres, y todo ese éxito la cohíbe y la atemoriza. ¿Cuál es el secreto de la prosperidad? ¿Cuál era el secreto de sus padres?

El versículo de hoy menciona el secreto de la prosperidad y del éxito en la vida del rey  Ezequías. Y enseña una lección que debe ser tomada en cuenta por todo aquel que desea ser un vencedor.

Todo lo que fue escrito en la Biblia fue escrito para nuestra edificación; el plan de Dios es mostrarte el camino y enseñarte a andar.

El problema de mucha gente es que desea tener éxito, pero usa los tres puntos del versículo de hoy en orden inverso.

Nota el orden correcto: Seguir a Dios, no apartarse de él y, después, guardar sus Mandamientos. Este último es consecuencia, y no causa.

Algunos sinceros hijos de Dios piensan que pueden lograr que Dios los ame más haciendo algo. ¡Eso es imposible! ¡Nada que yo haga logrará que Dios me ame más, así como no hay algo que yo haga para que Dios me ame menos!

Guardar los Mandamientos solo vale si es una consecuencia de seguir a Dios y no apartarse de él. La obediencia es fruto del relacionamiento correcto con la Fuente de la obediencia, que es Jesús.

Hoy comenzaste tu día haciendo una buena decisión: cultivar la comunión con Dios, seguirlo, no apartarte de él. El resultado será la obediencia natural a los Mandamientos.

Será una experiencia tan placentera como beber una limonada fría en una tarda caliente de verano. Ese es el secreto de la prosperidad y de la victoria.

Thais, João, Marcos, Luisa; no importa tu nombre ni cuáles sean tus sueños; no importan los gigantes que necesitas vencer. Lo que importa es que has descubierto el secreto de la prosperidad.

Haz como Ezequías, “porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés”. 2 Reyes 18:6.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 17 de Junio del 2011

¡CUIDADO!
No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Eclesiastés 5:2.

La habitación estaba vacía, pero se respiraban recuerdos en cada uno de sus rincones; añoranzas con sabor de amargura; gemidos de un corazón hecho pedazos. Trozos de dolor, de incomprensión y de revuelta.

Los recuerdos se esparcían aquí y allí. La imagen de un niño pequeño jugando con sus cochecitos de madera la hacía volver al pasado; un pasado que, de tanto doler, se hacía presente cada amanecer.

Alba se mordió los labios, y maldijo a Dios. Lo hacía todos los días, desde la trágica mañana que contempló a su hijo sin vida.

En su corazón de madre triste, ya no había lugar para la fe. Se negaba a seguir aceptando la idea de un Dios que permitía la muerte de un inocente.

El sabio Salomón, en el versículo de hoy, advierte: ¡Cuidado! “No te desprisa con tu boca”. No permitas que el sentimiento te lleve a decir algo de lo que más tarde te arrepentirás.

Y la razón que el escritor bíblico presenta, para ser cauteloso con lo que se dice en el momento del dolor, es que “Dios está en el cielo y tú sobre la tierra”: no es posible entender los infinitos misterios divinos con la finita mente humana. “Mis pensamientos no son los tuyos”, afirma el Señor a través de Isaías.

Yo sé que, si perdiste a un ser querido inesperadamente o si el dolor, en otra de sus muchas formas, ha tocado tu vida, la tendencia natural del ser humano es a no aceptar la realidad.

Es que ni tú, ni yo ni nadie fuimos creados para sufrir. El sufrimiento es una experiencia intrusa en la vida humana.

Es lógico que sientas repulsión por el dolor; pero, por otro lado, es necesario aprender a confiar en el amor divino.

Dios jamás te prometió que en esta tierra no serías tocado por el dolor, pero prometió que, en el momento de las lágrimas, él estará a tu lado listo a enjugarlas y a fortalecerte, para pasar en medio del vendaval sin amilanarte.

Por eso, hoy, sacude el polvo de la insatisfacción y, a pesar de las adversidades, marcha tomado de la mano de tu Padre. Y “no te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras”. Eclesiastés 5:2.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 16 de Junio del 2011

¿CUÁL ES EL CAMINO?
Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?. Juan 14:5.

La preocupación del ser humano siempre es encontrar el camino que lo lleve a la felicidad. 

En cierta ocasión, Tomás pidió a Jesús: “Señor, muéstranos el camino”. Y la respuesta del Maestro fue: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. 

Jesús es el Camino y la Verdad. No existe nada más concreto y absoluto que Jesús. Desdichadamente, vivimos en días en que la verdad, para los seres humanos, se ha vuelto relativa.

El pluralismo y el relativismo son dos filosofías que están impregnadas en todo. El pluralismo enseña que, desde el momento que no existe un solo ser humano, es lógico que no pueda haber solo un concepto correcto. Pluralismo proviene de ahí, de la palabra plural, “muchos”.

Consecuentemente, nace el relativismo porque, si existen muchas maneras de pensar, no puede existir una sola verdad, sino muchas. Por tanto, la verdad es relativa; mejor dicho, depende de lo que cada uno quiera pensar.

Pero, cuando Jesús afirmó que él es la verdad, estaba yendo en contra del pluralismo y del relativismo. La verdad, desde el punto de vista bíblico, es absoluta y está basada en la Palabra de Dios.

Jesús lo dijo en su oración sacerdotal: “Santifícalos en tu verdad, tu Palabra es la verdad”.

Pero, al final de cuentas, la verdad ¿es Jesús o es la Palabra de Dios? ¡Ambos! Jesús es el Verbo, la Palabra de Dios que se hizo carne y vino a habitar entre nosotros. En Jesús, la palabra no era solo teoría: él era la Palabra hecha carne y vivida.

Esto sacude la idea de que la vida cristiana consiste solo en vivir en comunión teórica con Jesús, o que el cristianismo fervoroso se limita a hacer una declaración romántica de amor a Jesús y cantarle, lleno de emoción.

Todo eso es bueno, pero la vida cristiana es más que solo eso: es vivir los principios de la Palabra de Dios.

Disponte a vivir los principios bíblicos, aunque las personas se burlen de tus convicciones o piensen que vives en la Edad de Piedra.

Deposita tu confianza en Jesús; acepta las enseñanzas de su Palabra, y no digas, como Tomás: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?”. Juan 14:5.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 15 de Junio del 2011

REFUGIO

No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro. 1 Samuel 2:2.

Las montañas de Colorado se muestran blancas esta mañana. Es el invierno, que llegó temprano y vistió sus picos con su sábana de nieve.

Matutina del 14 de Junio del 2011

CLAMARON
De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová. Jueces 6:6.

Acostada en la cama de un hospital, Hermelinda trata de cobrar consciencia de lo que sucedió; por más que se esfuerza, no puede recordar.

Sabe que un camión cruzó la calle con luz roja, y la atropelló.

Pero, lo único que llega a su mente es el grotesco chirrido de los neumáticos, aferrándose inútilmente al pavimento.

Eso, y la visión de unos desesperados ojos negros en la vereda, mirándola como si adivinaran sus más íntimos temores.

Después, todo se volvió oscuro... y despertó en el hospital, rodeada de paredes verdes y techo blanco. La verdadera tragedia vino después, cuando el médico le dijo que necesitaba hacerle una serie de exámenes, para determinar con seguridad lo que le había pasado.

Hermelinda tembló, de cabeza a cintura; los pies, ya no los sintió. Tuvo la impresión de que se los habían arrancado.

Algunos días después, vino el veredicto: había sufrido una lesión irreversible en la columna vertebral, y estaba condenada a una silla de ruedas para el resto de la vida.

La joven alta, delgada y de cabellos largos no lloró; no en público. Pero, a solas, derramó su alma al Señor. Pasó horas clamando a Dios.

Aceptaba su situación, pero creía que Dios era un Dios que no conoce la palabra imposible.

Una noche, oró hasta la madrugada. Deberían ser las cuatro de la mañana. El gallo cantó. Poco tiempo después, oyó el ruido de la carroza que distribuía leche.

El sol debía salir de un momento a otro, cuando ella decidió levantarse de la silla. “En el nombre de Dios, estoy sana”, se repitió a sí misma. Y se levantó. Cayó estrepitosamente en el suelo. Intentó levantarse dos, tres veces.

Y, cuando estaba a punto de desistir, oyó una voz en el fondo de su corazón: “Levántate y anda”. Y se levantó. Y anduvo. Y nadie, jamás, pudo explicar lo que sucedió con ella.

El versículo de hoy dice que los hijos de Israel clamaron. ¿Por qué clamaron? Porque los madianitas los habían empobrecido. Les habían quitado todo.

Hay un enemigo peor que los madianitas. Desea quitarte las cosas más valiosas que tienes. 

Por eso, hoy, no salgas sin recordar el consejo divino: “De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová”. Jueces 6:6.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 13 de Junio del 2011

ESTARÉ CONTIGO
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Josué 1:5.

Moisés había muerto, y su cuerpo había sido enterrado. La despedida había sido, a la vez, dolorosa y dulce; reflexiva y estremecedora. Inevitable.

Cuando un líder muere, el pueblo se ve desorientado.

Pierde su punto de referencia, vacila a veces; mira al futuro con temor. 

Fue en esas circunstancias que Dios se dirigió a Josué, el nuevo líder, y le manifestó las palabras mencionadas en el versículo de hoy.

La promesa involucraba relación. Dios estaría con el joven líder, no lo dejaría ni lo desampararía. Dios siempre está con quienes reconocen su fragilidad y lo buscan.

La pregunta es: ¿Está el ser humano con Dios?

Dios nunca abandona a sus criaturas. Es la criatura, en sus locos arrebatos de independencia, que abandona al Dador de la vida.

Al principio, todo le parece fascinante: vivir sin reglas y correr por los engañosos pastos del existencialismo le parece la aventura que siempre soñó.

El tiempo, sin embargo, se encarga de mostrarle la insensatez de su decisión.

En lugar de encontrar las montañas deseadas de la victoria, desciende a los abismos oscuros y solitarios de la derrota. Se asusta, e intenta inútilmente encontrar la salida.

Dios sabía que Josué corría el riesgo de conducir al pueblo a la muerte. Por eso, se le presentó una noche y le recordó que la condición para conquistar los grandes desafíos de la vida era estar en él.

Tal vez, este consejo te llega mientras saboreas el gusto amargo de la derrota; lloras las lágrimas de los sueños frustrados. 

Los castillos que construiste se desmoronaron en un instante: vinieron las ondas de la crisis, y descubriste que habías edificado sobre la arena.

Miras a todos lados, y tratas de descubrir qué es lo que salió mal.

Vuelve tus oídos al consejo de hoy. ¿Está Dios contigo? ¿Tienes la seguridad de que el brillo seductor del éxito no te llevó a abandonarlo?

Luchaste solo; corriste solo. Y, cuando el enemigo apareció, no pudiste hacerle frente.

Por eso hoy, no salgas de casa sin recordar la promesa divina: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé”. Josué 1:5.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 12 de Junio del 2011

¡OH, BENDITA ESCLAVITUD!
Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 1 Corintios 7:22.

Jesús es el divisor de aguas. El lindero entre el pasado y el futuro; entre lo que nunca debió haber sido y lo que será.

Si no conoces a Jesús, tienes todo por conocer. Jesús es todo. En él, convergen las victorias y las derrotas.

Las victorias, como el punto de partida de una nueva experiencia, y las derrotas, como el fin de una vida sin sentido.

En Jesús, el ciego descubre la luz; el paralítico percibe que puede andar; los leprosos renacen y los muertos se encuentran de nuevo con la vida.

Jesús trasciende el tiempo. En él, las horas se detienen; se vuelven un permanente presente, no pasan. Él es la propia eternidad.

Cuando Jesús llama, el esclavo ve el milagro de sus cadenas rotas. No más grillajes atados a sus pies: no más humillación; no más hábitos perniciosos que dominan ni vicios que se apoderan de los momentos más bellos. La culpa no te martiriza más.

Puedes contemplar el nacimiento del sol desde las alturas de la libertad, y observar el abrir de una flor sin que el látigo del capataz hiera tus espaldas.

Cuando él llama, el libre se convierte en esclavo; esclavo del amor. Sirve, porque es su deleite servir; porque entiende que una eternidad de servicio no será suficiente para pagar el sacrificio de amor que se pintó de rojo en un madero en forma de cruz.

Ignora la belleza del evangelio el que vive atormentado por las reglas. Tú solo percibes que existe ley de tránsito cuando cruzas el semáforo en rojo; mientras lo respetes, conducir es un placer.

Mal entiende el amor de Jesucristo quien piensa que, por causa de la gracia, puede vivir sin límites. Existen los límites del amor.

Son horizontes sin fin de una existencia abundante para quien respeta las leyes de la vida en este partido entre el bien y el mal.

Por eso, hoy, enfrenta los desafíos de un nuevo día reconociéndote esclavo del amor. Sirve a tu Dios. Ayuda a tus semejantes; haz felices a las personas que viven a tu lado y que, a veces, perecen por falta de un gesto de cariño.

Nunca es tarde para comenzar de nuevo. Siempre está abierta la posibilidad de cambiar el rumbo de la vida, porque: “El que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo”. 1 Corintios 7:22.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 11 de Junio del 2011

¿QUIÉN SOY YO?
Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo, para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?. Éxodo 3:11.

En los ojos de Ari merodeaba la locura. El desequilibrio insano de días y noches recibiendo la visita de sus propios fantasmas. Noches sin fin y sin sueño.

Días de tormento y de agonía. En esas circunstancias, la muerte era apenas un paso hacia el vacío.

La muerte, para aquel joven empresario, se le había antojado siempre oscura, como sus noches, y vacía, como su alma. Nadie es capaz de cumplir la misión de la vida sin entender primero la esencia de su ser. 

¿Quién eres tú? ¿De dónde viniste y adónde vas? ¿Eres fruto de la casualidad, mediante un fenómeno natural llamado evolución, o saliste de las manos de un Creador, que te colocó en esta vida con una misión? 

La visión de futuro de cualquier persona depende de su visión de pasado.

Por eso Moisés, cuando recibió la misión de liberar al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, preguntó a Dios: “¿Quién soy yo?” 

Partir hacia el cumplimiento de la misión sin conocer la esencia del ser puede ser trágico. Lo fue con Ari. En la cúspide del éxito, creyó que era un semidiós, incapaz de cometer errores. 

La cabellera rubia y los ojos azules lo engañaron. Muchas veces llegó a soñar que el mundo estaba a sus pies, y que los seres humanos eran sus vasallos.

Creció. Prosperó. Aparentemente, había realizado sus sueños, cuando se perdió en medio de las llamas de sus delirios. Sus ojos empezaron a brillar con un brillo extraño; comenzó a dar órdenes inconexas, irracionales, infantiles, y la familia percibió que estaba ausente; lejos de la razón, sumergido en el mar de sus alucinaciones.

Pasó el resto de su vida en una clínica de reposo. Aullaba por las noches, como un lobo. Su lamento se perdía en la inmensidad de un universo, del cual solo era una partícula y no el dueño, como siempre había pensado.

Hoy, despunta un nuevo sol; el mismo que se ocultó ayer. Pero, puede ser diferente para ti si recuerdas que un día saliste de las manos de Dios y, aunque la vida te sonrió y conquistaste montañas elevadas, continúas siendo criatura dependiente, e instrumento al servicio de la humanidad.

Haz de este un día de reflexión. Y recuerda: “Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo, para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?”. Éxodo 3:11.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 10 de Junio del 2011

AFIRMADOS
Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 1 Pedro 5:10.


Marlon lucía terrible: el accidente le había deformado el rostro y lo había confinado a una silla de ruedas.

A pesar de que todo el mundo le sugería agradecer a Dios por haberle salvado la vida, el joven atleta, de 23 años, no entendía por qué Dios había permitido que le ocurriera aquel accidente, que terminó con sus sueños de una medalla olímpica.

No era culpable del accidente: el conductor del otro vehículo conducía ebrio, y fue Marlon quien sufrió las peores consecuencias. ¡Injusto!, desde cualquier punto de vista; menos, desde la perspectiva divina.

La promesa de hoy afirma que los hijos de Dios no están libres de las dificultades sino que, después de haber padecido un poco, él los afirmará, fortalecerá y perfeccionará.

Me gusta la expresión perfeccionará. En griego es kataritzo. Significa cortar una piedra de modo que quepa en el lugar exacto.

Existe un plan divino y maravilloso para cada vida; nadie vino al mundo por acaso. La felicidad consiste en descubrir y llegar al lugar exacto para el que fuimos creados.

A veces, por las cosas de esta vida, perdemos el rumbo, nos deformamos, creamos aristas, y es necesario que pasemos por el esmeril del dolor para ser kataritzo; es decir, perfeccionados y labrados, a fin de ocupar el lugar exacto para el que fuimos creados.

Marlon entendió el propósito divino del dolor años después, cuando, por causa del accidente, tuvo que desarrollar otros dones que hubiesen que dado adormecidos de haber continuado con su carrera de atleta.

Hoy, solo agradece a Dios. Sabe que el Señor, en su sabiduría infinita, aprovechó el trágico accidente para llevarlo “al lugar exacto”.

Por eso, hoy, no te desanimes ante del dolor. Recuerda siempre que “el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca”. 1 Pedro 5:10.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 9 de Junio del 2011

PRESTAR ATENCIÓN
Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Hebreos 2:1.

Seguramente, en algún lugar del mundo, alguien leerá estas líneas mientras el dolor de la derrota atormenta su alma.

Alguien que consume, apresurado, las últimas frases de su propia historia seguramente querrá atesorar, en su corazón, el consejo de hoy.

Alguna persona que desea borrar el pasado y empezar como si jamás hubiera terminado seguramente entenderá lo que Dios quiere decirle.

Pero, seguramente también, alguien, alrededor de la tierra, leerá lo que estoy escribiendo, y será como si nunca hubiese leído nada.

No prestará atención mientras el otro lee en voz alta. Se olvidará, y será como si la semilla jamás hubiese caído en el terreno de su corazón.

Es la ley de la vida. No todos escuchan; y si escuchan, no oyen; y si oyen, no guardan. La semilla cae en terrenos diferentes. El propio Señor Jesucristo lo manifestó, en forma de parábola.

Pero, el consejo de hoy es: “Atiende con diligencia las cosas que has oído”. ¿De qué sirve tener un mapa en las manos, si no estás dispuesto a obedecer sus instrucciones?

La Palabra de Dios contiene las instrucciones que llevan al puerto deseado de la felicidad. Nadie puede darse el lujo de ignorarla.

El camino hacia el fracaso está alfombrado de vidas que conocieron las Escrituras, pero las desobedecieron. Intentaron ser felices a su manera, siguiendo sus propios impulsos, y un día despertaron en las montañas frías de la infelicidad.

Nadie es feliz sólo porque desea serlo. Todo el mundo anhela llegar al valle encantado de la prosperidad. Pero, es imposible hacerlo sin seguir las instrucciones.

Por eso, el consejo de hoy es: “Atiende con diligencia las cosas que has oído”. La diligencia requiere trabajo y esfuerzo.

Ninguna instrucción conduce a la realización si la persona no está dispuesta a pagar el precio: obediencia estricta a las instrucciones.

Haz de este día un día de victorias y de conquistas. Sacude el polvo de la derrota; hecha la mediocridad a un lado. No te conformes con lo que lograste hasta aquí.

Existen montañas que todavía no fueron conquistadas; te aguardan a lo lejos. Sigue con fe, pero recuerda: “Es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos”. Hebreos 2:1.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo

Matutina del 8 de Junio del 2011

MANERA DE VIVIR
Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir! 2 Pedro 3:11.

Vivimos en un mundo materialista; las cosas espirituales parecen utopía.

Hay gente sincera que piensa que el cielo, la Tierra Nueva, las mansiones celestiales y la segunda venida de Cristo son cosas que están solo en la imaginación de gente fanática.

Pero, la Biblia está llena de escenas dramáticas, que muestran que en todos los tiempos hubo gente incrédula que un día tuvo que enfrentarse con la realidad de las cosas.

En los tiempos de Noé, por ejemplo, muchos hombres llegaron al punto de considerar que Noé estaba loco. Nunca había llovido, ¿por qué tendría que llover ahora?

Pero, un día, el futuro que parecía irreal y distante llegó, y las puertas del arca se cerraron; el cielo se puso oscuro, y empezó a llover.

Muchos corrieron a pedir ayuda a Noé, pero él no pudo hacer nada: manos invisibles habían cerrado el arca, y solo Dios podría abrirla.

La Biblia afirma que, cuando Jesús se manifieste en las nubes de los cielos, habrá gente que, llorando, lamentará: “Pasó la ciega, se acabó el verano y nosotros no hemos sido salvos”.

Dejaste pasar tu oportunidad; no tomaste las cosas espirituales con seriedad; te dejaste contagiar por la filosofía materialista de nuestros días; no fuiste capaz de mirar hacia el futuro; no fuiste capaz de valorizar las promesas divinas, la bendición, la salvación. Ahora, se acabó la oportunidad, ya es demasiado tarde, ya no hay más bendición.

Todos nosotros, un día, pasaremos por un momento dramático semejante a este. Gente que vivió como si el presente nunca fuese a terminar. Vivió sin mirar al cielo.

Por eso, el texto de hoy advierte: Todo lo que ves a tu alrededor acabará. Esta tierra no es eterna; Jesús vuelve para ponerle un punto final a la historia del pecado.

Ya que esto es lo que va a suceder, ¿por qué no vivir con esa expectativa en el corazón y, así, marchar sabiendo que nuestro verdadero hogar se aproxima?

Haz de este un día de justicia y de santidad. La santidad cristiana no significa andar todo el tiempo con la Biblia debajo del brazo, y preocupado en descubrir lo que es pecado.

Santidad es la maravillosa experiencia de andar con Jesús; todos los días, en todos los momentos. Y esa experiencia puede empezar para ti hoy.

No lo olvides: “Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir!”. 2 Pedro 3:11.


Autor: Pastor Alejandro Bullón.
Del Libro: Plenitud en Cristo
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