Meditad en vuestros caminos. Martes 30 de agosto.

Cohecharon además contra ellos consejeros para disipar su consejo, todo el tiempo de Ciro rey de Persia, y hasta el reinado de Darío rey de Persia" (Esdras 4:4, 5).
Mediante informes mentirosos despertaron sospechas en espíritus que con facilidad se dejaban llevar a sospechar.
Pero durante muchos años las potestades del mal fueron mantenidas en jaque, y el pueblo de Judea tuvo libertad para continuar su obra...
Pero durante muchos años las potestades del mal fueron mantenidas en jaque, y el pueblo de Judea tuvo libertad para continuar su obra...
La oposición de sus enemigos era enérgica y resuelta, y gradualmente los constructores se descorazonaron.
Algunos de ellos no podían olvidar la escena ocurrida cuando, al colocarse la piedra angular, muchos habían expresado su falta de confianza en la empresa.
Algunos de ellos no podían olvidar la escena ocurrida cuando, al colocarse la piedra angular, muchos habían expresado su falta de confianza en la empresa.
Y a medida que se envalentonaban más los samaritanos, muchos de los judíos se preguntaban si, al fin de cuentas, había llegado el momento de reedificar. Este sentimiento no tardó en difundirse.
Muchos de los obreros, desalentados y abatidos, volvieron a sus casas, para dedicarse a las actividades comunes de la vida.
La obra del templo progresó lentamente durante el reinado de Cambises. Y durante el reinado del falso Esmerdis (llamado Artajerjes en Esdras 4:7), los samaritanos indujeron al impostor sin escrúpulos a que promulgara un decreto para prohibir a los judíos que reconstruyeran su templo y su ciudad.
La obra del templo progresó lentamente durante el reinado de Cambises. Y durante el reinado del falso Esmerdis (llamado Artajerjes en Esdras 4:7), los samaritanos indujeron al impostor sin escrúpulos a que promulgara un decreto para prohibir a los judíos que reconstruyeran su templo y su ciudad.
Durante más de un año quedó descuidado y casi abandonado el trabajo del templo. La gente habitaba sus casas, y se esforzaba por alcanzar prosperidad temporal; pero su situación era deplorable.
Por mucho que trabajase, no prosperaba. Los mismos elementos de la naturaleza parecían conspirar contra ella.
Debido a que había dejado el templo asolado, el Señor mandó una sequía que marchitaba sus bienes.
Dios les había concedido los frutos del campo y de la huerta, el cereal, el vino y el aceite, como pruebas de su favor; pero en vista de que habían usado tan egoístamente estos dones de su bondad, les fueron quitadas las bendiciones.
Debido a que había dejado el templo asolado, el Señor mandó una sequía que marchitaba sus bienes.
Dios les había concedido los frutos del campo y de la huerta, el cereal, el vino y el aceite, como pruebas de su favor; pero en vista de que habían usado tan egoístamente estos dones de su bondad, les fueron quitadas las bendiciones.
Tales eran las condiciones durante la primera parte del reinado de Darío Histaspes. Tanto espiritual como temporalmente, los israelitas estaban en una situación lastimera.
Tanto tiempo habían murmurado y dudado; tanto tiempo habían dado la preferencia a sus intereses personales mientras miraban con apatía el templo del Señor en ruinas, que habían perdido de vista el propósito que había tenido Dios al hacerlos volver a Judea...
Pero aun en esa hora sombría había esperanza para los que confiaban en Dios. Los profetas Ageo y Zacarías fueron suscitados para hacer frente a la crisis.
En sus testimonios conmovedores, esos mensajeros revelaron al pueblo la causa de sus dificultades.
En sus testimonios conmovedores, esos mensajeros revelaron al pueblo la causa de sus dificultades.
Declararon que la falta de prosperidad temporal se debía a que no se había dado el primer lugar a los intereses de Dios.
Si los israelitas hubiesen honrado a Dios, si le hubiesen manifestado el respeto y la cortesía que le debían, haciendo de la edificación de su casa su primer trabajo, le habrían invitado a estar presente y a bendecirlos (Profetas y reyes, pp. 418-420).
Si los israelitas hubiesen honrado a Dios, si le hubiesen manifestado el respeto y la cortesía que le debían, haciendo de la edificación de su casa su primer trabajo, le habrían invitado a estar presente y a bendecirlos (Profetas y reyes, pp. 418-420).