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Matutina del 11 de Enero del 2013

Oraciones de forma y oraciones de fe

Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. Mateo 6:7.

Hay dos tipos de oración: la oración de forma y la oración de fe. 

La repetición de frases fijas y acostumbradas cuando el corazón no siente la necesidad de Dios es una oración formal... 

Debemos ser extremadamente cuidadosos en nuestras oraciones, de manera que hablemos los deseos del corazón y digamos únicamente lo que queremos decir. 

Todas las palabras floridas que tengamos a nuestra disposición no equivalen a un solo deseo santo. Las oraciones más elocuentes son palabrería vana si no expresan los sentimientos sinceros del corazón. 

La oración que brota del corazón ferviente, que expresa con sencillez las necesidades del alma así como pediríamos un favor a un amigo terrenal esperando que lo haga, esa es la oración de fe. 

El publicano que subió al Templo para orar es un buen ejemplo de un adorador sincero y devoto. 

Sentía que era un pecador, y su gran necesidad lo llevó a un arranque de deseo apasionado: “Señor, sé propicio a mí, pecador”... 

Para comulgar con Dios debemos tener algo que decirle sobre nuestra vida actual. La larga y negra lista de nuestros delitos está ante los ojos del Infinito.

El registro está completo; ninguna de nuestras ofensas ha sido olvidada. Pero el que oyó las súplicas de sus siervos en lo pasado, oirá la oración de fe y perdonará nuestras transgresiones. 

Lo ha prometido, y cumplirá su palabra... 

Después que hemos ofrecido nuestras peticiones, hemos de responderlas nosotros mismos tanto como podamos, y no esperar que Dios haga por nosotros lo que podemos hacer por nosotros mismos... 

La ayuda divina ha de combinarse con el esfuerzo, la aspiración y la energía humanos... 

No podemos ser sostenidos por las oraciones ajenas cuando nosotros mismos descuidamos la oración, porque Dios no ha hecho provisión tal para nosotros. 

Ni siquiera el poder divino puede elevar al cielo a una sola alma que no esté dispuesta a hacer esfuerzos por sí misma... 

A medida que paso a paso ascendamos la escalera iluminada que lleva a la ciudad de Dios, cuántas veces nos desanimaremos y vendremos a llorar a los pies de Jesús por nuestros fracasos y derrotas... 

Pero no cesemos en nuestros esfuerzos. Cada uno de nosotros puede alcanzar el cielo si luchamos lealmente, haciendo la voluntad de Jesús y creciendo a su imagen. 

El fracaso momentáneo debiera hacernos depender más de lleno de Cristo, y debemos proseguir con corazones valientes, voluntad fi rme y propósito inquebrantable –Signs of the Times, 14 de agosto de 1884.


Matutina del 10 de Enero del 2013

Ejemplos destacados de oración

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. Juan 15:7.

La oración es el medio para obtener bendiciones que no recibiríamos de otro modo. Los patriarcas eran hombres de oración, y Dios hizo grandes cosas para ellos.

Cuando Jacob dejó la casa de su padre para ir a una tierra extraña, oró en contrición humilde, y en las horas de la noche el Señor le respondió por medio de una visión.

Vio una escalera, brillante e iluminada; su base reposaba en la tierra, y su peldaño más alto alcanzaba el cielo más alto...

Después, mientras regresaba a la casa de su padre, luchó con el Hijo de Dios toda la noche, hasta el amanecer, y prevaleció.

Se le dio la seguridad: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido” (Gén. 32:28). 

José oró, y fue preservado del pecado en medio de influencias que habían sido calculadas para apartarlo de Dios. 

Cuando fue tentado a dejar el camino de la pureza y la rectitud, dijo: “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” (Gén. 39:9).

Moisés, quien oraba mucho, era conocido como el hombre más manso sobre la faz de la tierra.

Por su mansedumbre y humildad fue honrado por Dios, y cumplió con fidelidad las responsabilidades elevadas, nobles y sagradas que se le habían confiado.

Mientras conducía a los hijos de Israel por el desierto, vez tras vez parecía que serían exterminados por causa de sus murmuraciones y rebelión.

Pero, Moisés fue a la Fuente misma de poder; colocó el caso ante el Señor...

Daniel era un hombre de oración, y Dios le dio sabiduría y firmeza para resistir cada influencia que conspiraba para atraerlo a la trampa de la intemperancia.

Incluso en su juventud fue un gigante moral, en la fortaleza del Poderoso...

En la prisión de Filipos, mientras sufrían por los crueles latigazos recibidos, Pablo y Silas oraron y cantaron alabanzas a Dios, y los ángeles fueron enviados del cielo para librarlos.

La tierra tembló bajo los pasos de estos mensajeros celestiales, y las puertas de la prisión se abrieron súbitamente y dejaron libres a los prisioneros...

Debiéramos continuamente ir disminuyendo la dependencia terrenal, e ir aferrándonos del Cielo –Signs of the Times, 14 de agosto de 1884.


Matutina del 9 de Enero del 2013

Enraizados y plantados en Jesús

El justo florecerá como la palmera. Salmo 92:12.  Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará. Salmo 1:3.

Estos textos describen la feliz condición del hombre o de la mujer cuya alma está enraizada y plantada en Cristo.

Pero siempre hay peligro de quedar satisfechos con un trabajo superficial; siempre hay peligro de que las almas no se anclen a sí mismas en Dios, sino que se contenten con vacilar de aquí para allá, haciéndole juego a las tentaciones de Satanás.

¿Ha comenzado a ver los defectos en su carácter?

No se sienta inútil y desanimado. Mire a Jesús, quien conoce todas sus necesidades y se apiada de todas sus debilidades...

No es vergonzoso confesar nuestros pecados y abandonarlos. 

La vergüenza está en aquellos que conocen sus pecados y continúan en ellos, y apenan al querido Salvador por sus caminos torcidos.

Un conocimiento de nuestros errores debiera ser más valorado que un revuelo feliz de los sentimientos, porque es evidencia de que el Espíritu de Dios está luchando con nosotros y de que los ángeles nos rodean...

En una contrición genuina por el pecado, vayan al pie de la cruz y dejen allí sus cargas. 

Vayan con arrepentimiento a Dios porque han quebrantado su ley, y con fe en que nuestro Señor Jesucristo perdonará sus transgresiones y los reconciliará con el Padre. 

Crean lo que Dios dice; tomad a pecho sus promesas...

Vean al fatigado viajero andando trabajosamente por la caliente arena del desierto, sin resguardo que lo proteja de los rayos del sol tropical.

Su provisión de agua se ha agotado y no tiene nada con que calmar su ardiente sed. Su lengua comienza a hincharse. Se tambalea como un ebrio. Visiones del hogar y de los amigos pasan por su mente, pues cree estar próximo a perecer.

Repentinamente ve a la distancia, elevándose por sobre la triste vastedad arenosa, una palmera, verde y fl oreciente...

Así como la palmera, que obtiene su alimento de las fuentes del agua de vida, permanece verde y florida en medio del desierto, también el cristiano puede extraer ricas provisiones de gracia de la fuente del amor de Dios,

y puede conducir a las almas cansadas, llenas de inquietud y listas a perecer en el desierto del pecado, a esas aguas donde puedan beber y vivir –Signs of the Times, 26 de junio de 1884.


Matutina del 8 de Enero del 2013

La oración que prevalece

Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Filipenses 4:6. 

Dios ha hecho de la oración nuestro deber. Las riquezas del universo le pertenecen.

Él tiene a su disposición todos los tesoros temporales y espirituales y puede suplir toda necesidad de su abundante plenitud.

Recibimos nuestro aliento de él; toda bendición temporal que disfrutamos es don suyo.

Dependemos de él no solo para [recibir] las bendiciones temporales sino también la gracia y la fuerza para guardarnos de caer bajo el poder de la tentación.

Necesitamos diariamente el Pan de Vida para darnos fuerza espiritual y vigor, de la misma manera que necesitamos alimentos para sostener nuestra fuerza física y darnos músculos firmes.

Estamos rodeados por debilidad y flaquezas, dudas y tentaciones; pero podemos allegarnos a Jesús en nuestra necesidad, y él no nos dejará ir vacíos.

Debemos acostumbrarnos a buscar la dirección divina por medio de la oración; debemos aprender a confi ar en Aquel de quien proviene nuestra ayuda...

Debemos tener un sentido profundo y ferviente de nuestras necesidades. Debemos sentir nuestra necesidad y dependencia de Dios, e ir a él con contrición de alma y corazón quebrantado.

Nuestras peticiones deben ser ofrecidas en perfecta sumisión; cada deseo debe ser llevado a la armonía con la voluntad de Dios, y su voluntad debe cumplirse en nosotros...

Si caminamos en la luz como Cristo está en la luz, podemos venir al Trono de la gracia con atrevimiento santo. 

Podemos presentar las promesas de Dios en fe viva e insistir con nuestras peticiones. Aunque somos débiles, falibles e indignos, “el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad” (Rom. 8:26)... 

Cuando hemos ofrecido nuestra petición una vez, no debemos abandonarla, sino decir, como hizo Jacob cuando luchó toda la noche con el ángel: “No te dejaré, si no me bendices” (Gén. 32:26); y como él, hemos de prevalecer... 

Solo velando en oración y mediante el ejercicio de una fe viviente, el cristiano puede conservar su integridad en medio de las tentaciones que Satanás arroja sobre él... 

Hable constantemente a su corazón el lenguaje de la fe: “Jesús dijo que me recibiría, y yo creo en su palabra. Lo alabaré y glorificaré su nombre”.

Satanás estará cerca, a nuestro lado, para sugerirnos que no sintamos gozo alguno.

Contestémosle: ...Todo me hace feliz porque soy un hijo de Dios. Confío en Jesús –Signs of the Times, 15 de mayo de 1884; parcialmente en Recibiréis poder, p. 362.


Matutina del 7 de Enero del 2013

La oración modelo

Señor, enséñanos a orar. Lucas 11:1.

El Redentor del mundo frecuentemente se aislaba para orar.

En una ocasión, sus discípulos no estaban lejos y pudieron escuchar sus palabras. 

Quedaron profundamente impresionados por su oración, porque estaba cargada de un poder vital que alcanzó sus corazones. 

Era muy diferente de las oraciones que ellos mismos ofrecían, y diferente de cualquier oración que hubiesen oído de labios humanos. 

Después de que Jesús se les unió nuevamente, le dijeron: “Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos”... 

Orar a nuestro Padre celestial tiene un gran significado. 

Venimos a ofrecer nuestro imperfecto tributo de acción de gracias a sus pies en reconocimiento de su amor y misericordia, de la cual no somos totalmente merecedores. 

Venimos a dar a conocer nuestros deseos, a confesar nuestros pecados y a presentarle sus propias promesas... 

Jesús nos ha dado una oración en la cual cada expresión está llena de signifi cado, para ser estudiada y aplicada a la vida práctica... 

Es una oración que expresa los temas esenciales que necesitamos presentar a nuestro Padre celestial... 

En el Padrenuestro, la solidez, la fortaleza y el fervor se unen con la humildad y la reverencia. Es una expresión del carácter divino de su Autor... 

Las largas oraciones en una congregación son tediosas para aquellos que escuchan, y no preparan los corazones de la gente para el sermón que seguirá. 

La oración de Cristo guardaba un marcado contraste con estas largas oraciones, con sus muchas repeticiones. 

Los fariseos pensaban que habrían de ser escuchados por hablar mucho, y hacían oraciones largas, tediosas e interminables... 

La oración modelo de Cristo guarda un contraste marcado con las oraciones de los paganos. 

En todas las religiones falsas, las ceremonias y las formas han sustituido la piedad genuina y la piedad práctica...

Cristo reprobaba a los escribas y los fariseos por sus oraciones llenas de justicia propia...

Las oraciones de este tipo, que son hechas para ser escuchadas por los hombres, no producen bendición de parte de Dios...

Pero la humildad siempre es reconocida por Aquel que dijo: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Luc. 11:9) –Review and Herald, 28 de mayo de 1895.


Matutina del 6 de Enero del 2013

Lecciones de Elías sobre la oración

Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto. Santiago 5:17, 18. 

Se nos presentan lecciones importantes en la experiencia de Elías.

Cuando sobre el monte Carmelo ofreció la oración pidiendo lluvia, su fe fue probada, pero perseveró en presentar su pedido a Dios. 

Seis veces oró fervientemente, y aun así no hubo señal de que su pedido había sido contestado, pero una fe vigorosa urgió su reclamo ante el Trono de gracia. 

Si, desalentado, hubiera abandonado a la sexta vez, su oración no hubiera sido contestada, pero perseveró hasta que llegó la respuesta. 

Tenemos un Dios cuyo oído no está cerrado a nuestras peticiones, y si ponemos a prueba su palabra él honrará nuestra fe. 

Quiere que todos nuestros intereses estén entrelazados con los suyos, y entonces podrá bendecirnos sin peligro, porque ya no nos atribuiremos la gloria cuando llegue la bendición; sino que daremos a Dios toda la alabanza. 

Dios no siempre contesta nuestras oraciones la primera vez que le rogamos, porque si lo hiciera, pensaríamos que tenemos derecho a todas las bendiciones y favores que nos concede. 

En vez de escudriñar nuestros corazones para ver si acariciamos algún mal o nos complacemos en algún pecado, nos volveríamos descuidados y dejaríamos de comprender nuestra dependencia de él, y nuestra necesidad de su ayuda. 

Elías se humilló hasta que estuvo en condiciones de no atribuirse a sí mismo la gloria. Esta es la condición por la cual el Señor escucha la oración: porque entonces daremos a él la alabanza...

Hemos de creer la Palabra de Dios, ya sea que exista una manifestación de sentimientos o no. Antes yo le pedía a Dios que me diera una sensación, pero ya no lo hago... 

Como Elías, vez tras vez yo presento mi petición al Trono de gracia; y cuando el Señor ve que advierto mi ineficiencia y debilidad, la bendición llega...

He entregado la protección de mi alma a Dios como un fiel Creador, y yo sé que él guardará aquello que le he entregado hasta ese día... 

Alabémosle con el corazón, el alma y la voz. Si alguno ha perdido la fe, que busque a Dios hoy. 

El Señor ha prometido que si lo buscamos con todo el corazón, será encontrado por nosotros –Review and Herald, 9 de junio de 1891; parcialmente en Confl icto y valor, p. 212.


Matutina del 5 de Enero del 2013

La importancia de la oración

Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía. Daniel 1:8.

La oración no es entendida como se debiera. Nuestras oraciones no han de informar a Dios de algo que él no sabe.

El Señor está al tanto de los secretos de cada alma. Nuestras oraciones no tienen por qué ser largas ni decirse en voz alta. 

Dios lee los pensamientos ocultos. Podemos orar en secreto, y el que ve en secreto oirá y nos recompensará en público... 

La oración no tiene por objeto obrar un cambio en Dios; nos pone a nosotros en armonía con Dios. No reemplaza al deber... 

La oración no pagará nuestras deudas a Dios. Los siervos de Cristo han de depender de Dios como Daniel en la corte de Babilonia.

Daniel sabía del valor de la oración, su intención y su objetivo; y las oraciones que él y sus tres compañeros ofrecieron a Dios después de ser escogidos por el rey para la corte de Babilonia, fueron contestadas. 

Había otro grupo de cautivos [entre los] llevados a Babilonia. El Señor les permitió a estos que fuesen arrancados de sus hogares y llevados a una tierra de idólatras porque ellos mismos continuamente se introducían en la idolatría. 

El Señor les permitió tener todo lo que desearan de las prácticas idólatras de Babilonia... De acuerdo con la sabiduría del mundo, él [Daniel] y sus tres compañeros tenían toda la ventaja asegurada a su favor. 

Pero aquí debía sobrevenirles su primera prueba. Sus principios tenían que entrar en colisión con los reglamentos y las órdenes del rey... 

Daniel y sus tres compañeros no fueron de la opinión que debido a que sus alimentos y bebidas provenían por decreto del rey, era su deber participar de ellos. 

Oraron por el asunto y estudiaron las Escrituras. El carácter de su educación había sido tal que sentían que incluso en su cautiverio dependían de Dios... 

La apariencia de Daniel y de sus compañeros era como la que debiera tener todo joven. Eran corteses, bondadosos, respetuosos, y poseían la gracia de la mansedumbre y la modestia... 

Cuando estamos rodeados por influencias destinadas a apartarnos de Dios, nuestras peticiones de ayuda y fuerza deben ser incansables. 

A menos que así sea, nunca tendremos éxito en quebrantar el orgullo y en vencer el poder que nos tienta a cometer excesos pecaminosos que nos apartan del Salvador –Youth’s Instructor, 18 de agosto de 1898.


Matutina del 4 de Enero del 2013

La oración ferviente

La oración eficaz del justo puede mucho. Santiago 5:16. 

Jesús es nuestro Salvador hoy. Él intercede por nosotros en el Lugar Santísimo del Santuario celestial, y él perdonará nuestros pecados.

Espiritualmente hablando, hará para nosotros toda la diferencia del mundo el que dependamos de Dios, sin dudas, como de un seguro fundamento, o que tratemos de encontrar alguna justicia en nosotros mismos antes de venir ante él... 

El Señor nos ama, y nos soporta incluso cuando somos desagradecidos para con él, olvidadizos de sus promesas, malvadamente incrédulos... 

Hagamos un cambio completo. Cultivemos la preciosa planta del amor, y deleitémonos en ayudarnos unos a otros... 

Hay ricas promesas para nosotros en la Palabra de Dios. El plan de salvación es amplio. La provisión hecha por nosotros no es estrecha ni limitada. 

No estamos obligados a confiar en la evidencia que recibimos un año o un mes atrás, sino que podemos tener la certeza hoy de que Jesús vive y está haciendo intercesión por nosotros... 

Si hemos de refrescar a otros, nosotros mismos debemos beber de la Fuente que nunca se seca. Es nuestro privilegio familiarizarnos con la Fuente de nuestra fuerza, aferrarnos del brazo de Dios. 

Podemos hablar con él de nuestros deseos reales; y nuestras peticiones fervientes mostrarán que advertimos nuestras necesidades y haremos lo que podamos para contestar nuestras propias oraciones. 

Debemos obedecer el mandato de Pablo: “Levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”. 

Martín Lutero era un hombre de oración. Trabajaba y oraba como si algo tenía que hacerse... 

Sus oraciones eran seguidas por la dependencia de las promesas de Dios; y por medio de la ayuda divina, fue dotado para sacudir el vasto poder de Roma, de manera que los fundamentos de la iglesia temblaron en cada país. 

El Espíritu de Dios coopera con el obrero humilde que mora en Cristo y comulga con él. 

Oren... Cuando estén desanimados, cierren los labios ante otros; mantengan la oscuridad adentro, para que no traigan sombras a la senda de otro, pero díganselo a Jesús. 

Pidan humildad, sabiduría, valor, aumento de fe, para que puedan ver luz en su Luz y gozarse en su amor. Solo crean, y ciertamente verán la salvación de Dios –Review and Herald, 22 de abril de 1884; parcialmente en Mensajes selectos, t. 3, p. 169.


Matutina del 3 de Enero del 2013

Comprensión para todos 

La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples. Salmo 119:130.

La Palabra de Dios presenta el medio más poderoso de educación, así como la fuente más valiosa de conocimiento dentro del alcance del hombre. 

El entendimiento se adapta a las dimensiones de los temas con los que debe tratar. 

Si se ocupa únicamente de asuntos triviales y comunes, si no se lo emplea para esfuerzos fervientes a fi n de comprender las verdades grandes y eternas, se empequeñece y debilita. 

De aquí el valor de las Escrituras como un medio de cultura intelectual. Su lectura, con espíritu reverente y disposición a aprender, expandirá y fortalecerá la mente como ningún otro estudio. 

Llevará directamente a la contemplación de las verdades más excelsas, ennoblecedoras y estupendas que puedan presentarse a la mente humana. Ellas dirigen nuestros pensamientos al infi nito Autor de todas las cosas. 

Vemos revelado el carácter del Eterno y escuchamos su voz cuando tiene comunión con los patriarcas y los profetas. 

Vemos explicados los misterios de su providencia; los grandes problemas que han demandado la atención de toda mente pensadora, pero que, sin la ayuda de la revelación, trata inútilmente de resolver el intelecto humano. 

Abren a nuestro entendimiento un sistema de teología sencillo y sin embargo sublime, que presenta verdades que un niño puede abarcar, pero que son tan amplias como para desconcertar las facultades de la mente más poderosa... 

Nuestro Salvador no ignora a los instruidos ni desprecia la educación.

Sin embargo, eligió a pescadores incultos para la obra evangélica, porque no habían sido educados en las costumbres falsas y en las tradiciones del mundo.

Eran hombres de habilidad natural y poseían un espíritu humilde, susceptible de ser educado; eran hombres a quienes podía educar para su gran obra...

A los cultos abogados, sacerdotes y escribas les fastidiaba ser enseñados por Cristo.

Ellos deseaban enseñarle a él, y frecuentemente lo intentaron, pero su único resultado fue ser vencidos por la sabiduría que dejaba al descubierto su ignorancia y reprendía su necedad.

En su orgullo y prejuicio, no aceptaban las palabras de Cristo, aunque se sorprendían por la sabiduría con la que hablaba...

Pero las palabras y las acciones del humilde Maestro, registradas por los compañeros iletrados de su vida cotidiana, han ejercido un poder viviente sobre la mente de hombres y mujeres desde ese entonces hasta el presente –Review and Herald, 25 de septiembre de 1883; parcialmente en A fi n de conocerle, pp. 10, 191.


Matutina del 2 de Enero del 2013

Velen y oren

Mas el fi n de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. 1 Pedro 4:7.

Nuestro Redentor comprendió perfectamente las necesidades de la humanidad.

Él, que condescendió en tomar la naturaleza humana, conocía las flaquezas del hombre.

Cristo vivió como nuestro ejemplo. Fue tentado en todo como nosotros lo somos, para saber cómo socorrer a los que fueran tentados... 

Cristo tomó sobre sí nuestras flaquezas y, con la debilidad de la humanidad, necesitó buscar ayuda de su Padre.

A menudo se lo encontraba en ferviente oración, en el huerto, junto al lago y en los montes. Nos ha ordenado velar y orar. 

El descuido de la vigilancia y el escudriñamiento cuidadoso del corazón es lo que lleva a la autosuficiencia y el orgullo espiritual

Sin un profundo sentido de nuestra necesidad de la ayuda de Dios, habrá tan solo muy poca oración ferviente y sincera en demanda de ayuda...

La vigilancia incesante es de gran ayuda para la oración... 

Aquel cuya mente se halaga de morar en Dios tiene una defensa fuerte. Tal persona será rápida en percibir los peligros que atentan contra la vida espiritual, y un sentido de peligro la llevará a buscar al Señor para obtener ayuda y protección. 

Hay momentos cuando la vida cristiana parece plagada de peligros, y se hace difícil cumplir el deber. Pero, las nubes que se amontonan en nuestro camino y los peligros que nos rodean nunca desaparecerán ante un espíritu vacilante, dudoso y falto de oración. 

En momentos tales, la incredulidad dice: “Nunca podremos superar estos obstáculos; esperemos hasta que podamos ver claramente el camino”. 

Pero la fe propone avanzar con valor, esperándolo todo, creyendo todas las cosas... 

La oración puede bien ser ofrecida diariamente por aquellos que tienen ante sí el temor de Dios, que él preserve sus corazones de los deseos malignos, y fortalezca sus almas para resistir la tentación... 

La Palabra de Dios nos exhorta a que seamos hallados “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia” (Efe. 6:18). 

Y añade: “Sed, pues, sobrios, y velad en oración” (1 Ped. 4:7). 

Esta es la salvaguardia del cristiano, su protección ante los peligros que rodean su senda –Review and Herald, 11 de octubre de 1881; parcialmente en A fi n de conocerle, p. 242).


Matutina del 1 de Enero del 2013

El año viejo y el nuevo 

Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. 2 Corintios 13:5.

Ya ha comenzado el año nuevo; sin embargo, antes de darle la bienvenida, nos detenemos para preguntar: ¿Cuál ha sido la historia del año que acaba de pasar a la eternidad con su carga de registros?...

¡No permita Dios que en esta hora tan importante nos encontremos de tal manera preocupados por otros asuntos que no tengamos tiempo para realizar un autoexamen serio, sincero y crítico! 

Dejemos atrás las cosas de menor importancia y ocupémonos ahora de las que conciernen a nuestros intereses eternos... 

Ninguno de nosotros puede representar el carácter de Cristo por su propia fuerza; pero si Cristo vive en el corazón, el Espíritu que mora en él será revelado en nosotros. Así todo lo que nos falta quedará suplido.

Al comienzo de este nuevo año, ¿quién se esforzará por obtener una experiencia nueva y genuina en las cosas de Dios? 

Rectifiquen sus equivocaciones, en la medida de lo posible. Confiesen unos a otros sus errores y pecados. Deséchese toda amargura, ira y malicia; que la paciencia, la longanimidad, la bondad y el amor lleguen a formar parte de su mismo ser.

Entonces, todo lo puro y amable y de buen nombre madurará en su experiencia... 

A nosotros nos corresponde cultivar individualmente la gracia de Cristo, ser mansos y humildes de corazón, ser firmes, inamovibles, constantes en la verdad; porque solo así se puede progresar en la santidad y ser aptos para la herencia de los santos en luz. 

Comencemos el año renunciando completamente al yo; oremos en procura de un discernimiento claro... para que lleguemos a ser testigos de Cristo en todo momento y lugar. 

Nuestro tiempo y talentos pertenecen a Dios, para ser usados para su honor y gloria. Nuestro esfuerzo más ferviente y ansioso debiera ser permitir que la luz brille a través de nuestra vida y carácter, para iluminar el camino hacia el cielo, a fi n de que las almas sean atraídas del camino ancho hacia el camino estrecho de la santidad... 

Se necesitan en la iglesia hombres y mujeres fuertes, obreros exitosos en la viña del Señor, hombres y mujeres que se empeñarán en que la iglesia sea transformada a la imagen de Cristo, en vez de ser conformada a las costumbres y las prácticas del mundo. 

Tenemos todo que ganar o perder. Veamos que estemos del lado de Cristo, el lado ganador; que trabajamos firmemente para el cielo –Signs of the Times, 4 de enero de 1883; parcialmente en Exaltad a Jesús, p. 9.


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